Si Santiago Barber es el que yo creo que es, y es quien ha publicado en Twiter un mensaje de todo menos educado y en la forma que no se espera de un aspirante a cargo público. Diré que conocí a un de sus hermanos en nuestra infancia-preadolescencia porque jugábamos, junto a mi primo que era el nexo de amistad entre los dos, en aquella plaza Bastión (sa placeta) que hoy es una selva de terrazas de bar.
Recuerdo que el abuelo de este primo del que hablo trabajaba como una especie de recepcionista en la consulta de su padre, el Dr. Barber, conocido como ‘es morenet’.
Este abuelo era un hombre educado, taciturno, costumbrista y siempre me pareció herido por la vida misma.
Estuvo preso en La Mola por ‘adhesión a la rebelión’, como tantos otros que tenían ese defecto de ‘pesar por si mismos’.
Para toda aquella familia (la del abuelo), el Dr. Barber —y estoy seguro de ello— fue una persona honrada, noble y compasiva.
El abuelo era algo más que el que recepcionaba en la consulta particular del doctor; era un amigo.
Me extraña sobremanera que un hijo de aquel médico sea capaz, pasados tantos años, de llamar delincuente a una hija mía que piensa de manera diferente a él y que decidió ‘protestar’.
Entiendo que en las FFAA esta prerrogativa esté reservada a altos mandos; cosa que debería corregirse, porque después pasa lo que pasa y nos arman una guerra civil como quien no quiere la cosa, a voz de pronto.
En cuanto a lo de ‘impresentable’, te aseguro, Santiago, que mi hija es un cúmulo de virtudes y ha heredado, gracias a Dios, la belleza de su madre y mi rebeldía ante lo que no es justo.
Mi hija ama la Naturaleza, la respeta, su lucha por la sostenibilidad va mucho más lejos que los discursos políticos que suelo escuchar; es sincera.
Amigo Santiago: Con todos mis respetos, ya no vives bajo los códigos de la Armada, has de acostumbrarte a ser un ‘puto civil’ y tener cuidado de volver a llamar a mi hija ‘delincuente’.
(Lo de ‘puto civil’ procede de la manera en que los militares denominan a los que no lo son. No pretendo insultar al vicealmirante, sólo uso el argot militar para que él me entienda mejor)
Te lo admito por esta vez; entiendo que estés en periodo de descompresión. Pero a la próxima, porque soy un hombre respetable y, aunque anarquista de corazón, me he tenido que acomodar a unas leyes que serán a las que acudiré si vuelves a usar el calificativo que usaste para el conjunto de manifestantes en el que una pieza era, mira tú, mi hija.
El Honor no es patrimonio de los que dedicáis vuestra vida a la carrera militar; el Honor es ‘público’.
De todas formas, he de agradecerte que no usaras a la Legión para invadir cala Turqueta e imponer el Orden a estos social-comunistas.
Te recomiendo leer algo de filosofía griega y dejar a un lado el Bando de Guerra del general Mola. Ya no hay vuelta atrás. O quizás escuchas en tus horas de asueto las locuciones de Queipo de Llano —ese sí sabía imponer el orden— que de buena persona que era permaneció enterrado, hasta hace bien poco, a los pies de una representación de una determinada Virgen; mezcla más bizarra no la conozco.
PD El último párrafo de ese tuit me suena altamente intimidatorio, chulesco y propio —esta vez sí— del jefe de una banda de delincuentes.
En este caso lo delictivo no está en las personas que montan una perfonmance en una playa y de forma absolutamente legal precisamente porque es pública (característica esta que cuesta comprender a los de su lado) y tiene establecido un cupo de asistencia que ellos coparon en todo su derecho.
¿Qué hubiera pasado si este cupo lo hubieran llenado unos chinos? ¿Lo tomarías como casus belli?
No me queda nada más que decir que la frase intimidatoria y amenazante. ‘Tenéis suerte de quien tiene el mando de la fuerza pública…’ me asusta y me perturba.
Tiene suerte aquel al que le toca la Lotería.
Los demás tenemos derechos que espero que usted y su ‘mala ostia’ no sean capaz de mancillar.