LA RUTA DE LA ROJOSFERA DE UN FAN DEL FRANQUISMO
He de confesar que, llevado por la curiosidad, accedí al perfil de FB del Sr. Negreira. Todo fue después del apoyo dado por la fundación Memoria y Concordia que preside el Sr. Huguet, —un demócrata de toda la vida y de toda la muerte— al libro de este señor ‘Menorca 1936. violencia, represión y muerte’
Hoy leo en nuestra hoja parroquial diaria que pretende crear una ‘ruta de la Memoria’ centrada en los lugares y paisajes en los que se produjeron las matanzas de la prisión militar de La Mola y del vapor cárcel Atlante.
Mi primera pregunta, y sin ánimo de ofender, es de dónde ha salido este hombre.
El ‘Menorca’ lo señala como investigador, en su perfil de FB se puede ver claramente de que lado está cuando investiga.
No lo puedo calificar de ‘franquista’, va más allá, es un fan de Franco. Este chino franquista que tiene un bar decorado con perfiles del dictador es una hermanita de la caridad al costado de la devoción de Negreira.
Entiendo que en nuestra sociedad persista la figura de tan augusto general; pero en un rápido análisis, muchos de los que se declaran hoy ‘franquistas’ son ‘filo tardo franquistas’. Añoran aquella época en que salimos de la más absoluta miseria y nos pudimos comprar una lavadora, un frigorífico o un 600.
Eran otros tiempos, otras coyunturas; si no te metías en política podías vivir tranquilo. Pareciera que era Franco quien nos regalaba lo que teníamos; no, fue Franco y sus generales quien detuvo el avance democrático en España, la arrasó, fusiló a los que no estaban de acuerdo y después nos dejó comprar una lavadora.
No he leído su libro presentado por el general Alejandre en el Ateneo de Mahón. Supongo que expondrá interesantes datos extraídos de interesantes archivos; militares, por supuesto. Como aquella ‘autoridad’ que nunca llegó al Congreso aquel 23F; autoridad militar; por supuesto.
No sólo presentado por Alejandre sino que apoyado en FB con una campaña de pago muy intensa y trasmitida su presentación por streming. Este hombre tiene unas interesantes amistades entre las que destaca aquel que firmó un manifiesto junto a otros generales defendiendo la figura de ‘el militar Franco’ y pidiendo respeto hacia él.
No es cuestión ahora de preguntarse quién puso más que incline la balanza; ni de contar muertos y violencia.
Es cuestión de atisbar a entender a qué viene esta milonga guerracivilista centrada en el recorrido que pretende crear Negreira que iría de La Mola a los muelles de cala Figuera contando lo pérfidos y asesinos infatigables que fueron ‘los rojos’. Allí se acaba todo, no hay un después para él.
Nuestro diario le da la categoría de ‘investigador’.
Desconozco si es historiador de carrera.
Si fuera así se ha saltado una regla fundamental a la hora de historiografiar : la equidistancia. Equidistancia necesaria para que la historia no sea un aburrido panfleto por muchas páginas que tenga y no se le vea el plumero a quien relata.
Sin querer impartir magisterio a nadie, puesto que yo no soy historiador ni investigador, hemos de distinguir claramente las etapas de lo ocurrido durante la guerra civil en nuestra isla.
La primera etapa que es de la que se ocupa Negreira como si no hubiera existido nada más, es la etapa del terror, donde el vacío de poder y el irrefrenable miedo por aislamiento y otras coyunturas que personalmente explico en mi trabajo ARTE DE QUINTO III, dejan un reguero de sangre que es injustificable y producen una herida que todavía sangra en muchas familias mahonesas; y no falto a la verdad si digo que esas familias no sólo son las de derechas —por decirlo de alguna manera— también en otras que simpatizaban con la República.
Esa es la ruta que pretende Negreira en pos de la Concordia.
Como si el Antiguo Régimen no se hubiera ocupado durante medio siglo de lo que ahora pretende este señor so pretexto de que esta Memoria es Memoria olvidada ¡No puedo decir más que tiene una cara dura imposible de calificar!
Esta ‘etapa de terror’ termina con el año, 1936, y con la llegada a Menorca, enviado por el Gobierno de la República, del General Brandaris de la Cuesta.
Durante el periodo de su mandato (diciembre de 1936, enero de 1939) hubo fusilamientos; sí.
Fueron de desertores y queda bien explicado, en varias lecturas y libros que tratan el tema, que hasta el último momento, Brandaris intentó conseguir el indulto para estos soldados; pero el Código Militar dejaba muy clara la pena.
Menorca cayó en febrero de 1939. Tal fecha parece que no se incluirá en la ‘ruta de la Memoria de los olvidados’.
Personalmente, me ofrezco a crear otra ruta alternativa a la suya que bajará al llamado Entrante 2 de la fortaleza de Isabel II y podremos ver, incluso tocar, los proyectiles que en su día atravesaron los cuerpos de hombres que fueron juzgados en tribunales que lo que menos tenían eran garantías. Después fusilados allí en su mayor parte.
¡Por Dios, Sr. Negreria! Estos son los olvidados. A los que usted pretende resucitar se les ha loado hasta el paroxismo.
Déjese ya de rojos frentepopulistas asesinos y cavile un poco.
La respuesta a toda esta barbarie está en quien la comenzó.
Nadie niega tal barbarie, pero parece que toda se centró de agosto a noviembre del 36. Hay más, Sr. Negreria.
A lo mejor usted no se ha enterado o cree que los que fueron fusilados se lo merecían. Entonces, existe un abismo en la forma de ver la Historia que ambos tenemos. Yo veo todo en su conjunto, usted se detiene en determinada fecha y no quiere continuar por si le entran dudas de que matar rojos no es del todo aceptable. Más que nada porque eran hombres, tenían mujer e hijos, hermanos, madres…
Dos preguntas para concluir ¿Contribuye a la Concordia esta imaginada ruta donde se distribuirán ideas sobre la maldad ‘roja’? ¿Ningún historiador, intelectual o político, pertenezca al partido que pertenezca, de los que habitan este territorio tendrán una crítica hacia esta retorcida idea?