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SIMÓN, TÚ LO SABÍAS

Se entra en política si tienes amigos.

Las sedes son un laboratorio de pruebas para discernir quién es el mejor para ocupar un cargo, y se elige no por capacidad de trabajo sino por carisma o destreza para esquivar golpes, vengan de donde vengan y, lo más importante, por saber elegir bien la sombra que más cobija.

Simón Gornés es un político de larga trayectoria que ha sabido labrar un entendimiento con la izquierda que merece ser loado; al menos en comparación con algunos otros. Es un moderado con amplia capacidad de diálogo y de los que no dejan todas las soluciones a la bandera.

Pero, esta vez, estimado Simón, has de perdonar que no te crea y descubra tus incongruencias.

Después de cesar a Marta Febrer —cese decidido por el presidente, con toda seguridad— la defiendes quitando importancia al hecho en sí y atacas, como mejor defensa, con el consabido ¡y vosotros más!’

Es de manual.

No quiero entrar en la polémica de si la fiesta de cumpleaños fue o no una ‘prueba piloto’. Si merecía o no la destitución de la directora insular. No quiero entrar porque sé bien como funcionan los privilegios en aquella zona norte de nuestro puerto, zona que junta Lazareto con La Mola.

Acusa Simón, en comparecencia demandada por la oposición, el descuidado aspecto del recinto y no cita el atentado medioambiental que se produjo cuando se montó allí una semana de festivales con una contaminación acústica y lumínica que fue denunciada por los vecinos de Es Castell; pero, afectaba también a un ave protegida por su grave y alto riesgo de extinción.

Lo paradójico es que, quien montó ese tinglado, al igual de quien organizó la ‘prueba piloto’ son directores insulares de Proyectos Sostenibles en una isla que se jacta de ser Reserva de la Biosfera.

Amigo Simón, no puedo entender que Marta Febrer no consultara contigo su intención. Ni lo entiendo ni creo que fuera allí sin tu beneplácito.

No entiendo ni acepto ni puedo estar de acuerdo con la intervención de un gestor público que, aún no siendo elegido por mi voto, me representa como ciudadano. Intervención a petición de la oposición en la que Gornés acusa de mala gestión, fiestas privadas, falta de licencias y vertederos ilegales en el periodo de gestión de esta misma oposición a día de hoy.

En primer lugar, me fallan los tiempos. Todas estas acusaciones deberían haber sido hechas durante el periodo en el que el PP ocupó el espacio contrario al que ahora ocupa. No haberlo hecho y guardar lo que se sabe para futuras meteduras de pata, como ha sido la fiesta piloto, es negligente y demuestra la poca importancia que se le da al recinto en sí, además de la suma arrogancia de unos y los otros.

He de decir también que, el Sr. Gornés fue gerente por parte de la empresa que hoy en día explota los servicios de visitas guiadas, vigilancia y otros eventos en La Mola.

Y, llegados a este punto, invito al lector a repasar el video con un pequeño resumen de la comparecencia en el que Gornés afirma, dando un periodo de tiempo situado en 2022, que ‘todas las actuaciones realizadas allí no tenían ningún tipo de licencia ni estaban cubiertos por nada (supongo que se referirá a la falta de seguros de riesgo, algo imprescindible en un evento) y acaba colocando la mano en forma de cero y diciendo de forma ‘aznariana’: cero, Sr. conseller, cero.

Si bien, el cargo en esa gerencia no le repercute en las distintas ilegalidades que allí se llevan a cabo, contrarias a la Ley de Patrimonio Histórico Español, la simple condición de ciudadano se lo demanda.

Ley de Patrimonio Histórico Español.

Artículo octavo

1. Las personas que observen peligro de destrucción o deterioro en un bien integrante del Patrimonio Histórico Español deberán, en el menor tiempo posible, ponerlo en conocimiento de la Administración competente, quien comprobará el objeto de la denuncia y actuará con arreglo a lo que en esta Ley se dispone.

Cierto es que la situación con la que se encontró el Sr. Gornés en su etapa de gerencia en La Mola vino heredada de la anterior empresa que se ocupaba de estos servicios, todos los eventos que allí se realizan carecen de licencia de actividades.

Al menos, mis reiteradas peticiones al Ayuntamiento de Maó para que se me informara de este supuesto fueron ignoradas y tuvieron que ser demandadas por el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno al que, como ciudadano, tengo derecho a solicitar amparo si la Administración no me proporciona la información pública que le demando.

No he recibido información alguna sobre las preceptivas licencias para los eventos que allí se empezaron a realizar en 2007, continuaron durante la gerencia del Sr. Gornés y continúan hoy; lo cual me indica que, simplemente, no existen esas licencias y si existen son verbales; cosa la cual tiene un nombre que, por prudencia, omitiré.

Tampoco sobre licencias de obras de las varias que se llevaron a cabo para adecuar espacios para eventos.

Tan sólo recibí tres licencias de este tipo que nada tenían que ver con todo lo que allí se realizó para en espacios que, paradójicamente, prohibía el pliego de condiciones que se redactó para elegir a la empresa concesionaria, Cordial Hoteles.

De estas tres licencias, dos fueron demandadas por el Consorcio (llamado ahora) Militar en los años 2001/2002; y una demandada en 2008 por el Govern Balear para la reforma de la batería de costa en la que se instaló un centro para la investigación de los efectos del cambio climático. No existen otras licencias de obras; aunque sí se llevaron a cabo varias que necesariamente tenían que haber pasado unos trámites por parte del CIMe y Ayuntamiento de Maó. Está claro que, al principio cuando se forma el Consorcio Militar, los trámites se cumplen; pero, con el tiempo esto se olvida y, aun formando parte de este Consorcio administraciones como CIMe y Ayuntamiento de Maó, directamente implicadas por ley para la aprobación de cualquiera de la medidas que se llevaran a cabo en el monumento, esto se olvida y los permisos pasan a ser verbales y por parte del representante de Defensa que actúa de presidente y cree que puede saltarse los protocolos que obliga una ley rubricada por ‘su rey’.

Trámites, no sólo necesarios para cualquier obra, sea del signo que sea y en el lugar que sea, sino imprescindibles e ineludibles en un monumento con la declaración de Bien de Interés Cultural.

Quiero decir, volviendo al caso ‘fiesta piloto’, que, a mi modo de ver, la labor de un gobierno es gestionar, la de la oposición es vigilar esa gestión y denunciarla en el momento en que se detecta; no guardar irregularidades como pieza de cambio y chantaje si en alguna ocasión se llega al poder y se cometen errores.

Y esto es lo que ha ocurrido o, al menos, la conclusión que he podido sacar del extracto de la comparecencia que IB3 tiene colgado en La Red.

Si hubo fiestas privadas, falta de cuidado del recinto; si faltaban las correspondientes licencias o existía un vertedero; no es este el momento para criticarlo. El momento ha caducado. Hubiera sido más ajustado a la ética que se dijera cuando se supo; de esta manera, sería creíble que están verdaderamente interesados por el monumento y no por el privilegio de su uso para amigos o élites en fiestas exclusivas para quien pueda pagarlas.

Hacerlo ahora, demuestra que el interés está en salvar el descrédito ocasionado por una directora insular que, y repito, acudió a su ‘prueba piloto’ después de consultarlo. No me cabe duda.

Al final, y como he vivido muchas de estas pantomimas políticas, no me preocupa en absoluto el futuro del Lazareto; aunque si me entristece. Al igual que pasó en La Mola, vendrá un hotelero y conquistará ‘los corazones’ de quien gobierne. Lo que verdaderamente me apena es el recuerdo que le quedará a esa niña de su octavo cumpleaños que, sin comerlo ni beberlo, se ha convertido en una discusión de mayores.

Para acabar diré que en La Mola también existe un vertedero. Si hay alguien que sepa lo que hay enterrado allí. soy yo. Entre otras cosas, casi un centenar de neumáticos de todas las medidas. Neumáticos que se ha creído siempre que tienen un grado bajo de contaminación; pero, la Ciencia avanza que es una barbaridad y ahora resulta que no es así.

Lo denuncié oficiosamente en su día por miedo a perder mi trabajo.

Lo he seguido denunciando verbalmente a políticos de la izquierda ecologista y verde que te quiero verde. Nadie ha movido una ceja.

Está en una cantera, lindando con una zona ANEI de nuestra Reserva.

Este teatrillo ya me empieza a cansar; de verdad lo digo.

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